El 29 de octubre del 2011, en el auditorio del sindicato Mexicano de Electricistas (SME) – y en el marco de la V Conferencia Sindical Nacional, organizada por el Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical y a la cual asistieron más de ochenta organizaciones sindicales-, los compañeros del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) presentaron una ponencia intitulada “Por una nueva central de trabajadores del campo y la ciudad”. La cual fue debatida en la mesa correspondiente y de ella salió la propuesta de iniciar el proceso para la construcción de una nueva central de trabajadores. El primer agrupamiento que retomó esta propuesta, y la llevó a la práctica, fue el Frente Sindical Mexicano.
Por acuerdo de la reunión del FSM, realizada miércoles 24 de noviembre de 2011, se acordó convocar a una reunión de direcciones sindicales para discutir la ruta de conformación de una nueva Central de Trabajadores Clasista, Democrática e Independiente. Dicha reunión se verificó el miércoles 7 de diciembre de 2011 en la Secretaria General del SME y de ahí surgieron diversas propuestas para iniciar el proceso de construcción de la nueva central.
El acuerdo más importante fue el de impulsar un Foro de análisis, amplio e incluyente, para impulsar la unidad. Así el 10 de marzo del 2012 en la Universidad Obrera de México, se realizó el Foro denominado ¿Es necesaria una nueva central de trabajadores?, en donde el Dr. Pablo Gonzales Casanova presentó la ponencia intitulada “Por una nueva organización de los trabajadores”. Esta ponencia fue publicada en el periódico La Jornada y ampliamente reproducida en diversas páginas electrónicas y en redes sociales. En ese Foro contamos con la presencia de nuestros camaradas de la CNTE, representada por sus combativas secciones IX y XVIII.
De este foro emanó la propuesta de convocar a una reunión de direcciones sindicales para crear una coordinación, de diferentes referentes sindicales, para poner en marcha el esfuerzo unitario. Esta reunión se realizó el sábado 21 de abril de 2012 en las instalaciones de la Sección IX del SNTE y contó con la asistencia de las siguientes organizaciones: secciones de la CNTE de los estados de Michoacán (XVIII), Oaxaca (XXII) y Distrito Federal (IX); Alianza de Tranviarios de México (ATM); Sindicato Mexicano de Electricistas (SME); Sindicato de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana, (STMMSRM); Sindicato de Trabajadores del Transporte de Pasajeros del Distrito Federal (STTPDF); Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad Autónoma de Chapingo (STAUACH); Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (SITUAM); Sindicato Único de Trabajadores del Instituto de la Educación Media y Superior (SUTIEMS); Consejo Nacional de Trabajadores (CNT); y la Sección 33 del Sindicato de la Secretaría de Desarrollo Social.
El principal acuerdo de esta reunión fue la de “Declarar constituida la Junta Promotora Provisional para la Construcción de una Nueva Central de Trabajadores, en el entendido de que éste era el inicio de un proceso de construcción de la misma y no su culminación”.
A partir de este acuerdo se realizaron reuniones mensuales de dicha Junta, algunas de ellas en los estados de Michoacán y Oaxaca, en donde se han sumado más organizaciones. Fue en el Sexto Pleno de esta Junta, realizada el 16 de marzo de 2012, que se acordó “eliminar el carácter “provisional” de la Junta, con objeto de darle a este proceso un carácter definitivo y formalizado”. Así nació la Junta Promotora para la Construcción de una Nueva Central de Trabajadores (JPNCT).
El 18 de mayo de 2012, se acordó convocar a un Foro denominado “Seminario de Reflexión Estratégica Hacia la Construcción de una Nueva Central de Trabajadores”, realizado los días 19 y 20 de julio en el balneario de Oaxtepec Morelos. En este Seminario contamos con la presencia de los compañeros sindicalistas, José Rigane de la CTA de Argentina, Rafael Chacón de SCBV de Venezuela y Jorge Bermúdez de PIT-CNT de Uruguay, quienes compartieron su valiosa experiencia en la construcción de centrales sindicales que han sido piedra angular en la lucha en contra del neoliberalismo en sus respectivos países.
Al Seminario acudieron 24 organizaciones, que en su conjunto representaban a cerca de 350 mil trabajadores y trabajadoras, activos y jubilados, nada mal para iniciar la construcción de la nueva central. Del sector educativo estuvieron representados 281 mil 615 trabajadores; de la energía 27 mil 799; empleados públicos 2 mil 615; transporte público 6 mil 260; industria 3 mil 600; cooperativas 2 mil 500 y jubilados 7 mil.
A partir de esta fecha iniciaron su trabajo diversas comisiones para elaborar los documentos básicos y de organizar los trabajos para preparar el congreso de fundación de la NCT.
El Congreso Constitutivo de la Nueva Central de Trabajadores se realizó los días 22 Y 23 de febrero de 2014. Contó con una asistencia de 283 delegados, entre efectivos y fraternos, provenientes de 20 entidades de la República y representando a cerca de 90 organizaciones sindicales, campesinas y sociales. El compañero Martín Esparza Flores, Secretario General del SME, dio un mensaje de bienvenida a los más de mil compañeros/as presentes en el auditorio. Enfatizó la necesidad de construir la unidad que enmarca la creación de esta nueva central de trabajadores, porque “ellos (nuestros enemigos) siguen haciendo alianzas para acabar con los derechos de la clase trabajadora del país y así obligar a la sociedad en su conjunto a pagar por las crisis que ellos mismos han creado”.
Contamos con la presencia de dos invitados internacionales, la compañera Cybele David de la Union Sindicale Solidairs de Francia. El compañero Oscar Andrade, delegado del Plenario Intersindical de Trabajadores - Convención Nacional de Trabajadores (PIT-CNT) de Uruguay. Recibimos decenas de saludos de organizaciones nacionales e internacionales, entre las cuales destacaron el sindicato IndustriAll Global Union, la Central Unitaria de Trabajadores de Brasil y el Encuentro Sindical Nuestra América.
Por parte de las organizaciones sindicales nacionales, estuvieron presentes el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMSSRM), a través de su Secretario de Organización, Isidro Méndez Martínez, en representación de su Secretario General, el compañero Napoleón Gómez Urrutia. A nombre de la CNTE, el compañero Juan José Ortega Madrigal, Secretario General de la Sección XVIII-Michoacán, informó que la CNTE se encontraba en periodo de consulta para resolver su posible integración. A nombre de la Unión Nacional de Trabajadores y del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM), estuvo presente el compañero Agustín Rodríguez Fuentes.
El máximo órgano de dirección de la NCT, es el Congreso Nacional. Entre congreso y congreso la conducción de la central está a cargo de un Consejo Político Nacional (CPN), integrado por los secretaros generales de todas sus organizaciones sindicales.
La conducción cotidiana de la NCT recae sobre la Estructura Ejecutiva Nacional (EEN), integrada por los secretarios del Exterior o los representantes que para tal efecto decidan las organizaciones sindicales y cooperativas que la integran.
Para facilitar su operatividad, la EEN está conformada por los siguientes colectivos: Organización, Exterior, Finanzas, Formación, Prensa y Propaganda, Igualdad de Género y Oportunidad, Jubilados, Jóvenes, Actas y Acuerdos.
La conformación de la NCT ha coincidido con la profundización de la ofensiva en contra de los derechos de la clase trabajadora y del intento de destruir sus organizaciones o de impedir su organización. En todas esas batallas hemos participado. Estuvimos presentes, en la primera línea de lucha, para intentar parar las reformas energética y laboral.
Hemos acompañado a nuestros compañeros y compañeras de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), desde siempre, en el intento de parar y luego combatir la aplicación de la mal llamada reforma educativa. Mucho más allá de las simples declaraciones de solidaridad, participamos con nuestros contingentes en sus marchas, ofrecemos nuestros locales sindicales para que puedan realizar sus realizar sus reuniones y de apoyo logístico, y, lo que es más importante, nuestras organizaciones del sector de la educación media y superior impulsan la unidad de todo el sector educativo y la realización de paros de labores para acompañarlos en su lucha.
También hemos hecho un gran esfuerzo para impulsar los procesos de organización de nuevos sectores de trabajadores. Ejemplo de ello es nuestro apoyo a los jornaleros del Valle de San Quintín, de las maquiladoras de Ciudad Juárez, de las enfermeras, bomberos, choferes y trabajadores de intendencia.
En estos últimos meses hemos libramos una dura batalla en contra de las políticas privatizadoras y antisindicales del gobierno perredista de la Ciudad de México, encabezada por su jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera, en contra de la Alianza de Tranviarios de México (ATM), del Sindicato de Trabajadores del Instituto de la Educación Media y Superior (SUTIEMS), del Sindicato de Trabajadores del Transporte de Pasajeros del Distrito Federal (STTPDF) y de otras organizaciones sindicales.
No omitimos mencionar que también hemos avanzado en consolidar nuestra alianza con el sector cooperativista nacional, cuyo número e importancia económica crece inversamente a la profundización de la economía capitalista.
Otro capítulo especial del trabajo de la NCT es nuestra práctica internacionalista. Estamos comprometidos en contra de la aprobación del Acuerdo Comercial Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés), para lo cual hemos desarrollados diversas acciones en coordinación con las organizaciones sindicales de los países afectados, especialmente de Estados Unidos y Canadá. También hemos desarrollado un intenso trabajo por la unidad del sindicalismo latinoamericana en el marco de las reuniones del Encuentro Sindical Nuestra América (ESNA). Sin ningún tipo de sectarismo también participamos en reuniones y solidaridad con referentes sindicales internacionales como la IndustriAll y la Federación Sindical Mundial.
Una gran parte de nuestro trabajo político y teórico se refleja en la edición de nuestro periódico, que alcanza una distribución de 5,000 ejemplares mensuales y que ya vamos en el número 8.
Para impulsar la formación de nuevos cuadros sindicales hemos realizado dos escuelas de formación sindical con el apoyo de la Fundación Rosa Luxemburgo.
Actualmente la NCT está integrada por un total de 60 organizaciones, pero ellas incluyen dos centrales sindicales integradas por un total de 12 organizaciones sindicales y una Confederación de organizaciones cooperativistas, Alianza Cooperativista Nacional (ALCONA), que afilia a dos centenares de cooperativas.
Finalmente anexamos a este informe los principales documentos que definen el perfil político de la NCT.
Por una nueva organización de los trabajadores
(PROPUESTA DE PROGRAMA)
PABLO GONZÁLEZ CASANOVA
La Jornada, 10 de marzo de 2012
La situación del mundo y del país muestran claras tendencias a agravarse. A la crisis financiera y eco-nómica que pesa sobre la inmensa mayoría de la hu-manidad, se añade la grave crisis ecológica que amenaza a toda la humanidad. Se trata de algo más que la crisis del modelo neoliberal que el capitalismo corporativo impuso tras el golpe de Pinochet en Chile y con los gobiernos conservadores de la Thatcher en Inglaterra y de Reagan en Estados Unidos.
En México la crisis se ha venido preparando desde que las políticas monetaristas empezaron a aplicarse en los años sesenta dando lugar al movimiento de los médicos, y al de los estudiantes y del pueblo en 1968, así como a la insurgencia obrera de los setentas y a numerosos intentos nacionales de resistencia a los procesos de restauración del capitalismo asociado y dependiente.
La crisis se fue preparando con medidas cada vez más contrarias al interés nacional, a los trabajadores, a los campesinos y los ciudadanos. Desde los años setenta hasta hoy, el endeudamiento externo creció sin precedente. En los años ochenta se volvieron a privatizar los bancos que eran fuente de altas tasas de utilidades y de inmensos ingresos para la nación. Desde entonces se empezaron a aplicar cada vez más las medidas neoliberales y neoconservadoras que favorecen al capital corporativo en detrimento de la nación. En forma sucesiva se reformó la Constitución para acelerar el proceso de contra-reforma agraria. Se acentuó el desmantelamiento del Instituto Mexicano del Petróleo y, cada vez más, el de la industria petrolera y sus derivados. Se descuidó y obstruyó la construcción de las infraestructuras para el desarrollo agrícola y la soberanía alimentaria. Se orientó el uso de los préstamos extranjeros a la compra de alimentos chatarra y de armas y municiones, resolviendo los problemas de sobreproducción de los prestamistas y estableciendo con ellos convenios en que quedaba a su arbitrio la fijación de las tasas de interés. Esas medidas y numerosos tratados o acuerdos como el ALCA, el Plan Mérida y sus derivados constituyeron a la vez fuertes sangrías para el pueblo mexicano y sus trabajadores y dieron pie a varios procesos simultáneos: la depauperación de la inmensa mayoría de la población mexicana; la baja de salarios directos e indirectos; el peso principal de la carga fiscal en la población de menores ingresos, la reorientación del presupuesto de egresos en favor del capital corporativo y sus asociados; la disminución y deterioro de los empleos y de los servicios médicos, educativos, de salud pública, y de construcción de viviendas.
La privatización creciente de las actividades públicas –como el petróleo, la electricidad, y ahora las prisiones– y su metamorfosis en actividades lucrativas se combinó con el uso creciente de la represión y la corrupción, y con el control de la población, de los trabajadores, de los desempleados, de los jóvenes y sus movimientos legales y pacíficos con agentes abiertos y encubiertos, así como con militares a los que se empezó a entrenar para la lucha contra sus pueblos y a los que se dieron órdenes de preparar a paramilitares, medidas ambas, como las anteriores, en abierta violación al régimen legal y a la Constitución de la República.
En el conjunto del país se llevó a cabo un desmantelamiento sistemático de los derechos constitucionales y de las garantías individuales y sociales que el pue-blo mexicano había logrado en una Revolución como la de l910-17 en la que perdieron la vida más de un millón de habitantes.
A la depredación y empobrecimiento creciente del país en beneficio de las corporaciones y sus asocia-dos se añadieron crecientes ofensivas en el orden político, cultural y educativo que acentuaron las diferencias entre el país real y el país formal; que criminalizaron las críticas y oposiciones de los de abajo, que acentuaron la política de discriminación y depredación de las comunidades indígenas y no indígenas de campesinos pobres; que asesinaron a miles de trabajadores expulsados de sus tierras y de sus trabajos, y que buscaban desde México, y desde los hermanos países de Centroamérica cruzar el inmenso muro que separa a las poblaciones de México y Estados Unidos para ver si allá encontraban el trabajo que en sus países habían perdido con sus tierras y sus casas.
La ofensiva también se dio contra los sindicatos industriales, agrícolas y de servicios, y afectó en especial a la gente más joven que no tiene ni casa, ni empleo, ni universidad, ni escuela, y con un múltiple daño silencioso a la población de ancianos que perdieron sus seguros de vida y ahorros para el retiro, pues de sus montos se encargaron las empresas financieras especulativas. En cuanto a la población de edad intermedia, a la violación de facto de sus derechos laborales y sociales, se añadió una presión constante y creciente por acabar con esos derechos tanto en la Constitución de la República como en las leyes que derivan de ella. Una campaña realizada a través de todos los medios no sólo tendió a culpabilizar de los daños a las víctimas –fueran obreros, campesinos, indígenas, mujeres, jóvenes y viejos– sino que los sometió a imágenes televisivas e impresas que tienen como objetivo el que pierdan la autoestima, el que olviden los hechos heroicos de los pueblos originarios y de los movimientos de Independencia, de Reforma y Revolución. Para eso no sólo se reformaron los libros de texto –borrando nuestra historia prehispánica y a los héroes del pueblo– sino que se privilegiaron en diarios, se-manarios, y programas de radio y televisión las fiestas, amabilidades, bondades y sonrisas de los mexicanos bien, mientras el pueblo aparecía y desaparecía como un conjunto de débiles mentales y de payasos, cuyas necedades y torpezas mueven a risa y justifican ante ellos mismos su lamentable condición y fundada pérdida de la autoestima.
La múltiple ofensiva se enriqueció con una guerra virtual contra el narcotráfico que ya cobró más de 50 mil víctimas, mientras siguen fluyendo los miles de millones de dólares sin que se descubra a sus beneficiarios. Entre los objetivos de la narcoguerra destaca la pérdida de sentido de la lucha y de la vida entre numerosos jóvenes que son reclutados por las buenas o por las malas y que se embarcan en batallas por pequeños territorios que defienden o hacen suyo, como en los videojuegos de Los pollos y muchos más en que se dan divertidas y crueles luchas por diminutos espacios, juegos que se combinan con la creciente intervención de las agencias estadunidenses en el auxilio al gobierno mexicano y en las funciones que este debería desempeñar, controlando el blanqueo de dinero y el contrabando de armas, tareas que sin duda le sería más fácil controlar si no hubiera entregado, con los servicios de inteligencia, los bancos y las aduanas.
Termino este recuento incompleto señalando cómo se ha fomentado la ruptura de los lazos familiares y so-ciales, el individualismo en la sociedad y el oportunismo en la política, así como alentando el ideal neoconservador de el fin de las ideologías, que vacía de contenido a la democracia electoral y política de sus objetivos centrales de propuesta y lucha por políticas sociales y nacionales alternativas, reduciéndola a una triste contienda entre los miembros de cada partido por ser nombrados a puestos de elección popular por partidos que obedecen a la lógica de lo menos malo en condiciones cada vez peores para el pueblo, los trabajadores de la nación. Todas estas circunstancias y otras más le plantean a los trabajadores, a los pueblos y a los ciudadanos de México y el mundo la necesidad de reformular sus luchas y de restructurar sus organizaciones para fortalecer su capacidad defensiva y para aumentar su innegable capacidad de construir otro mundo posible menos autodestructivo, menos opresivo e injusto, tarea para la que existen todas las posibilidades humanas y naturales de triunfar, y para la que la humanidad cuenta con todos los conocimientos, experiencias y técnicas que permiten lograr ese objetivo.
Al plantear los caminos de solución, en las condicio-nes que vivimos, necesitamos respetar a los integran-tes de la central en su pleno derecho a participar o no en la política de los partidos como sindicatos o como ciudadanos. Al mismo tiempo la central buscará como objetivo la unidad de los trabajadores, los pueblos y los ciudadanos con plena independencia de los parti-dos. La unidad en la diversidad de los trabajadores se propondrá impedir que las luchas de partidos o las diferencias religiosas, culturales, regionales o raciales dividan a los trabajadores de la central y disminuyan su capacidad de constituir un centro de organización de la clase obrera unida con los movimientos sociales en lucha contra el capitalismo corporativo y contra el modelo neoliberal, y por una civilización en que la barbarie del capitalismo sea sustituida por una demo-cracia de veras en la que pueblos y trabajadores, co-mo comunidades y como ciudadanos, participen en la toma de decisiones para la creación de otro mundo posible y necesario en que el vivir bien de unos no dependa del vivir mal de otros y en que con la justicia social se alcance la libertad.
Lograr esos objetivos implica luchar por otros más cuya práctica es inminente y entre los que se encuen-tran:
1. Rescatar las grandes luchas de los pueblos y los trabajadores mexicanos y en especial de los discrimi-nados, excluidos y desregulados de nuestro país y del mundo.
2. Defender las garantías y derechos constitucionales y tomar la Constitución de 1917 sin las reformas neo-liberales como base para las nuevas luchas revolucio-narias, como siempre ha ocurrido en la historia de México.
3. Exigir e imponer en las demandas inmediatas la aplicación de la Ley Federal del Trabajo y del contrato colectivo y otras normas más que el actual gobierno está sistemáticamente violando o pretende que des-aparezcan.
4. Luchar por la soberanía nacional y por la organiza-ción de los mexicanos para que ejerzan el supremo derecho que reside en ellos, cada vez más atacado por los entreguistas de viejo y nuevo cuño.
5. Luchar contra la criminalización de los movimientos sociales.
6. Luchar contra la cultura del individualismo y el opor-tunismo que se está fomentando por todos los medios y con los métodos de evaluación y exclusión que tienden a hacer pensar a la víctima que es la culpable.
7. Luchar por los derechos de los pueblos indios y para que se cumplan los acuerdos de San Andrés.
8. Promover la organización y articulación de los tra-bajadores industriales, agrícolas y de servicios.
9. Promover la unión de los trabajadores organizados y no organizados, la unión de los trabajadores manua-les e intelectuales, la unión de los trabajadores de los sectores medios y los excluidos, los desregulados o los discriminados.
10. Promover con ellos grupos y colectivos de enlace que construyan el tejido social de las comunicaciones, las informaciones, los intercambios y las organizacio-nes presenciales y a distancia.
11. Incrementar los periódicos y publicaciones no sólo impresos sino los que utilizan los medios electrónicos como medios de organización-información-acción, diálogo-debate-consenso-.
12. Promover campañas de alfabetización política para la toma de decisiones y para la práctica de las técnicas de aprender a aprender y a leer, y cambiar no sólo los textos sino el mundo, y a construir y crear textos y mundos alternativos.
13. Promover las universidades y escuelas de la Tie-rra y en ellas la cultura humanística, científica, artística, y el conocimiento de los oficios y profesiones que necesitan los pueblos y las zonas urbanas marginadas de trabajadores y proletarios, de desregulados y ex-cluidos, de discriminados y despojados.
14. A este respecto, organizar los sistemas de defen-sa de los trabajadores, los pueblos y los ciudadanos frente a los depredadores y las mafias que están em-peñados en someterlos, corromperlos, enviciarlos, esclavizarlos y en acabar con el sindicalismo demo-crático, con las uniones de los campesinos, con sus medios y fuentes de trabajo y de vida.
15. Promover la articulación de los trabajadores con los estudiantes y los jóvenes en acciones conjuntas que incrementen la cultura solidaria y cooperativa y la capacidad de comunicación y acción.
16. Buscar en los programas de los sindicatos y mo-vimientos más avanzados de México, América Latina y el mundo los puntos de coincidencia para plantear la lucha y la articulación de los colectivos desde lo local hasta lo mundial, a sabiendas de que la misma lucha, entre simpatías y diferencias de regiones y sectores es y será una lucha mundial.
17. Replantear la lucha ideológica con base en un creciente dominio del pensamiento crítico y alternativo y de la cultura del diálogo y el debate que en nuestros pueblos alcanza niveles cada vez más altos de com-prensión y acción.
18. Fortalecer y hacer efectiva la lucha por la moral y la firmeza como verdaderas armas, para el triunfo frente a una política que desde Teodoro Roosevelt se propone dominar al mundo con la zanahoria y el ga-rrote, con la corrupción y con la represión. Hablar de moral y de firmeza, de dignidad y de entereza como armas contra la corrupción que tantas víctimas y es-tragos hace, y que está asociada a la cultura de la represión y el terror, de la cosificación y deshumaniza-ción de los pobres de la tierra y quienes echan su suerte con ellos.
Si el capital corporativo ha colocado la pérdida de los derechos sociales, nacionales, laborales y humanos en el campo de lo no negociable, el frente del pueblo que se organice en torno a la central de trabajadores, que hoy promueven sindicatos que ni se rinden ni se venden, como el heroico Sindicato Mexicano de Elec-tricistas y muchos más, ese frente en gestación alcan-zará, con los trabajadores manuales e intelectuales del campo y la ciudad, de la educación, de la salud, de la construcción y los servicios, así como con las co-munidades de los pueblos indios y no indios, con la juventud y con los estudiantes, con los periodistas, locutores, actores, escritores, realizadores que luchan en los espacios tradicionales y cibernéticos, ese gran frente de todos y con todos alcanzará la victoria de un socialismo con democracia, y de una democracia con socialismo, con justicia y con libertad.
….Venceremos, compañeros. Muchas gracias.